Hablar de David Lynch es hablar de carácter.
Carácter para ser testarudo ante el mundo y mostrar sus únicos posibles lados creativos de todas las formas posibles.

Pintor qué quería hacer ruidos al imaginarse, colgado en una pared, a su pintura animarse mágicamente y de pronto para iniciar su proceso creativo topándose con el cine en el camino.
Pintor que proclamaba que la vida residía en ser feliz con tus obsesiones intimas y personales, sin importar lo obscuro, extravagante o deprimente.
Para Lynch, hacer ruido para sus imágenes era un éxtasis, una operación creativa que consistía en una red de sus obsesiones, declarando en una entrevista: ¨el sonido es como una droga. Es algo tan puro su efecto, que funciona inmediatamente cuando entra a tus oídos¨
David Lynch declararía en una entrevista en Sidney que ¨el cine es sonido e imagen moviéndose juntos a tráves del tiempo¨ mantra que repetiría en cada uno de sus proyectos iniciando con el corto The Grandmother cuya colaboración todavía como estudiantes ambos con Alan Splet lo definiría por toda carrera.

The Grandmother comienza con un drone metálico e industrial, que ilustra una sencilla animación sobre la concepción de un niño por una pareja normal.
Contando con sonidos guturales, Lynch muestra la monstruosidad diaria, plana y simple de unos padres ineptos y violentos en un infierno domestico donde el niño se tiene que refugiar en su imaginación y la protección de su abuela.
Alan Splet plasma el sórdido ambiente con efectos de sordina y un siempre presente sonido de una fabrica adyacente a la casa de la terrible historia (que los neófitos deberían ver como antecedente de la mala copia que es The Substance sobre el nacimiento de una entelequia producto de deseos truncados por encontrar la felicidad).
Con su colaboración imprescindible en los tres primeros proyectos de Lynch, la capacidad de Alan Splet definió el terreno auditivo para Eraserhead, the Elephant Man y Dune ademas de Blue Velvet, tan diferentes en fotografía y estilo narrativo pero constante en la personalidad auditiva con diseños exagerados para situaciones normales pero identificados con sonidos específicos como un radiador, la lluvia o los suspiros románticos combinados con sangre saliendo de unos pollos mecánicos, gusanos gigantes de Arrakis o gritos de placer de un asmático psicópata asesino.
Esa dualidad entre la imaginación y la realidad es lo que siempre fue la vida en la cabeza de Lynch y que se completa con el trabajo auditivo de Splet con la ayuda del diseño de audio que funciona como una pátina de obsesión y que nos recuerda que en nuestra realidad un bebe deforme y la lluvia están presentes pero ocultos y por eso necesitamos ver una película de este funcional duo creativo.
Imagen y sonido, conectados por historias que son pesadillas, un viaje surrealista a través de la obsesión por la dualidad normalidad / monstruosidad.

Imagen y sonido que nos enseña nuestro subconsciente mientras nuestros ojos y mente no lo cree posible.
Asombro ante lo que se oculta, lo que esta presente pero no lo reconocemos.
Asombro ante nuestros miedos y nuestros deseos que, con sonidos e imagen, se hacen personajes frente a nosotros.
Por algo los papas de The Grandmother solo le gritan su nombre en un diseño disonante y saturado. Por eso el mundo es un cerebro y cuando soñamos flotamos en el espacio en una cama de gritos comprimidos. Por eso nuestro final es una cancion ejecutada por una mujer ideal que vive en un radiador y nos confirma que todo esta saldrá bien.